MÉXICO, DF, 19 de noviembre (apro).- La Cumbre del G-20 realizada la  semana pasada en Seúl fracasó. Las diferencias entre China y Estados  Unidos impidieron que se alcanzaran acuerdos que detuvieran la ‘guerra  de divisas’. Ni siquiera pudieron lograrse definiciones precisas para  instrumentar la aplicación del acuerdo logrado en Basilea el mes pasado  sobre las grandes empresas financieras. La cumbre ha evidenciado que hay  más diferencias que acuerdos, pero ha mostrado algo de mayor  importancia: en este mundo globalizado no hay mando. El reinado de  Estados Unidos se terminó. Hay diversos agrupamientos de países, pero  circunstanciales, como el formado frente a la decisión de la Fed, o el  que busca mayor representación en el FMI y en el Banco Mundial, o el de  la unión monetaria europea.
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